El grupo cabalgó a toda velocidad hacia Montaña Negra. El humo negro en el horizonte crecía más denso. Dante empujaba a Trueno al límite, aterrado por su madre y el equipo de rescate.
—¿Sientes algo a través del lazo? —preguntó Aria.
—Nada —respondió Dante con voz tensa—. Como si estuvieran bloqueados o... peor.
—No pienses así —dijo Luna—. Llegaremos a tiempo.
Al alcanzar Montaña Negra, la escena era peor de lo imaginado. La fortaleza ardía en llamas mágicas verdes y negras. Cuerpos del equipo de rescate y guardias de Víctor yacían esparcidos en el patio.
—No —susurró Dante, desmontando. Corrió hacia los cuerpos buscando sobrevivientes.
Encontró a tres de sus guerreros todavía respirando. Luna se arrodilló inmediatamente junto a ellos, sus manos brillando con magia curativa.
—¿Qué pasó? —Dante preguntó urgentemente a uno de los heridos, un lobo llamado Marcus, nombrado así en honor a su padre.
—Trampa— Marcus tosió sangre. —No era... una fortaleza normal. Víctor... dejó algo. Algo an