Lobo Blanco Parte II.
Llegaron algunos humanos a dejarles comida a los que vigilaban a Liam, luego hablaron sobre ir a entregar el resto.
Los seguí adentrándome en el territorio humano durante un par de horas.
Me quedé quieto, observando cómo la carreta se alejaba por el camino irregular. El traqueteo de las ruedas rompía el silencio de la madrugada, mezclándose con las voces cansadas de los hombres que la guiaban.
—Rápido con esto —gruñó uno, saltando al suelo—. Solo venimos a abastecernos, alimentar esas cosas y podemos largarnos.
- Que alguien más se encargue de alimentar a esas bestias.- susurró el otro humano - ¿Por qué nosotros? Escuché que el último que quiso alimentar a esa hembra terminó sin dos dedos...
El otro rió con desprecio, ajustando la carga.
—No pienso acercarme más de lo necesario. Si fuera por mí, ya los habríamos despachado a todos.
“Bestias”. Eso no podía significar otra cosa. Mi presentimiento era correcto, estaban en camino a ver a los prisioneros.
Me moví entre los