Capítulo 46.
El temblor de su cuerpo me tenía con un nudo en la garganta. Parecía contener algo enorme, demasiado para su propia piel. No podía apartar los ojos de sus músculos tensos, de la manera en que respiraba entrecortado como si cada inhalación costara demasiado.
—¿Puedo hacer algo por ti? —pregunté al fin, mi voz apenas un hilo de aire.
No importaba lo que él me hubiera preguntado sobre la conversación de mis padres y mis tíos. No importaba la curiosidad insaciable de Kyle ni la mirada de desaprobación de Zayn. En ese momento, lo único que podía pensar era en el dolor evidente que me estaba mostrando.
El lobo blanco ladeó la cabeza, como sorprendido. Su mirada azul, todavía ardiendo en ese extraño resplandor, se suavizó un instante.
—Pequeña… —murmuró, con un tono tan bajo y quebrado que apenas lo escuché—. Nadie nunca me había preguntado sobre mi castigo.
Mi pecho se apretó. Esto era de lo que estaba hablando el otro día. Un castigo eterno...
Di un paso hacia él, temerosa pe