Capítulo 45.
Cleo decidió quedarse un par de días más. Sus alas se veían como manchas negras y plateadas contra el cielo cuando volaba bajo sobre la manada, como si quisiera asegurarse de que todo estuviera en orden. No sé si era su intención o si simplemente jugaba con nosotros, pero Theo estaba convencido de que la cóndor era una especie de guardiana enviada por la Gran Madre.
Yo no iba a discutirlo.
La verdad era que nos encantaba tenerla cerca. Theo corría tras ella hasta quedarse sin aire, Zayn disimulaba su incomodidad cada vez que el ave lo miraba fijamente —porque, de alguna manera, Cleo parecía *mirar* de verdad—, y yo simplemente disfrutaba de su presencia. Siempre parecía saber más de lo que mostraba.
Fue durante uno de esos días que llegaron nuestros padres.
No hubo fiesta; ¿Cómo podría haberla, con el mundo tambaleándose y la guerra en el horizonte? Aun así, trajeron regalos pequeños para cada uno de nosotros. No eran cosas de gran valor, pero verlos con las manos extendidas y