Capítulo 78. Entre verdades que pesan
La finca amaneció con un aire espeso. Nadie mencionaba la conversación de la noche anterior, pero todos la llevaban clavada en el pecho como un peso imposible.
En la mesa del desayuno, el silencio era casi insoportable. Alejandro intentaba aparentar normalidad sirviéndose café; Valentina apenas probaba la arepa en su plato. Alma, distraída, hablaba de cosas triviales: el concurso de ciencias del colegio, la excursión que quería hacer con sus amigas. Iris, en cambio, estaba ahí solo con el cuerpo.
Sus ojos evitaban los de sus padres. Se limitaba a comer a medias, con la espalda rígida, la expresión cerrada.
Alejandro trató de romper el hielo.
—Hoy no tienes ensayo de arte, ¿cierto?
—No —respondió Iris, seca, sin levantar la vista.
Valentina quiso intervenir.
—Iris, hija, anoche…
—No quiero hablar —la interrumpió ella de inmediato, con un tono que heló la mesa.
El silencio se hizo más pesado todavía. Alma miró de uno a otro sin entender nada, y finalmente soltó un tímido:
—¿Pasa algo?
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