Capítulo 31. La mujer que sabía demasiado.
La casa donde Leonor Márquez se refugiaba no tenía dirección visible ni nombre en el buzón. Estaba rodeada por pinos, oculta entre colinas que parecían tragarse el viento. La cabaña era pequeña, de paredes entabladas y ventanas oscuras, como si quisiera volverse invisible entre los árboles.
Desde hacía semanas, Leonor vivía allí, bajo la vigilancia intermitente —y silenciosa— de Iván Guerrero. Él le había conseguido ese escondite luego de que ambos confirmaran que Eloísa sospechaba de ella. No había sido fácil salir de la mansión sin levantar alarmas. Mucho menos aceptar que su vida, desde ese instante, pendía de un hilo.
Esa tarde, la tormenta se avecinaba con pasos pesados. Leonor colocó un pocillo de café sobre la mesa y abrió el sobre que Emilia le había enviado, con el último informe de prensa. En él aparecía una imagen de la campaña de desprestigio de Eloísa: columnas de opinión, titulares distorsionados, acusaciones veladas contra Emilia, Julián, incluso Dora.
—Lo que siempre t