Mika:
Llego tarde a casa y sé que ya a esta hora ella debería estar durmiendo, pero la luz prendida, y la puerta de la habitación abierta me hacen saber que me espera.
Está sobre la cama, enfundada en un camisón de encaje, sexy, y color vino que nuestra sus tetas ventajosamente, ¡y sus increíbles piernas mucho más!
Me deshago de los zapatos en el pasillo, y me muevo en medias, sigilosamente, como pantera que acecha a su presa.
Sé que ella está leyendo un libro, porque lo tiene sobre su regazo y pasa los dedos por encima de las páginas con lentitud.
Me acerco, al borde de la cama con cuidado, tengo la boca hecha agua y la verga dura, pero…
—Buenas noches, Señor gánster.- susurra, y ¡Arrrrgh!
Me subo a la cama, gateando hasta ella, derrotado.
—¿Como lo haces, mujer? Llevo años intentando sorprenderte y nunca lo consigo.
Ella ríe coqueta. Moviéndose para dejar el libro a un lado, sobre la mesita de noche.
—No es solo que no hagas ruido, esposito. El aroma de tu colonia te delata.
Bufo.