Christian:
Despierto y ella ya no está.
Salgo de la cama, liberando un gruñido de frustración, y notando que son las dos de la tarde.
Tomo mi celular, pero no necesito llamar, porque suena en mi mano, y es mi primo.
—Te dije que resolverías más fácilmente esta situación si la secuestrábamos.
Dejo el celular en alta voz, mientras comienzo a vestirme con impaciencia.
—¿Dónde está?- macullo.
—Hace cinco minutos tomó un tren rumbo a París.
Grrrrr.
—¿Y cómo va tu asunto?- me peinó con rapidez, tomando mi equipaje de abandonando la habitación.
—Tuve que enviar a la sumisa a la Ciudadela. La bruja posesiva y celosa de mi mujer amenazó con envenenarla si no me deshacía de ella.
—¡Increíble!
—Ah, sí. Por otro lado Fantom se saltó la barda hace unos días, y bueno…estamos esperando una nueva camada de cachorros.
Pago la cuenta del hotel, y ya me está esperando el coche, con los hombres de mi primo que me llevarán a la estación de trenes.
—¿Y tú qué?¿Ya regresaste a casa?
—Aun no. Pero entré a la