CAPÍTULO 86

Estaba pasmada. Me negaba a aceptar que Damian fuera el trébol negro, el hombre que nos había robado, quien me había besado en varias ocaciones, quien me vio desnuda. 

El tipo que estaba junto con Damián le hizo gestos y ambos giraron sus miradas hacia mi. Ordené a mis pies para que caminaran, pero al parecer mi cerebro no estaba conectando con ellos. 

Los dos se pusieron de pie y caminaron en mi dirección. 

—Hola Esher —saludó Damián. 

—Hola. 

—Él es mi amigo Agustin —señaló al tipo que estaba a su lado.

—Mucho gusto señorita —exte

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