Me alejé de inmediato de mis padres, antes de que Damián y su familia perfecta llegaran hasta nosotros.
Fui saludando a algunos invitados, mientras observaba como mis padres abrazaban al hijo pródigo. Algo dentro de mí se sentía herido y no entendía por qué. Damián dejó de importarme años atrás.
Tomé otras cuantas copas y las bebí de un solo. Esta fiesta era en honor a Damián, pero también podía divertirme. Además de alguna manera tenía que ignorar a su estúpida familia.
—¡Eh preciosa!, ¿qué es lo que te pasa? —escuché a Aidan murmurar en mi oído.
—Solo estoy