Esther
— ¡Hola! ¿Cómo estás? — Dylan llegó a mi pórtico, me encontraba sentada, mientras cuidaba a mis hermanos. Mi madre tenía más de dos horas que se había ido en busca de mi padre.
— ¡Eh! Bien… estoy bien Dylan
— Pues no lo parece, tengo un buen rato que te veo y estas con tu mirada perdida.
La verdad era que desde que me enteré de que mi madre había tenido un amorío con el padre de Damián, muchas preguntas habían surgido, no paraba de pensar en ello. Por ese motivo insistí con mi madre a que hiciera las pases con mi padre, no quería que mi familia se destruyera.
No podía contarle a Dylan sobre el secreto de mi madre, ya que su tía Kim era novia del señor Dimitri.
De pronto s