Capítulo 34

Su cabello era blanco, al igual que sus ojos. Su piel era pálida, casi traslucida. Llevaba un largo vestido blanco, reluciente. No entendía cómo es que flotaba, a tan solo unos centímetros del agua. Aterradora, hermosa, cautivante.

—¿Quién eres? —tartamudeé.

Ella solo sonrió, enigmática. Comenzó a acercarse a mí, sin dudar. Tenía miedo, pero eso duró poco. Apenas la tuve cerca, pude notar quién era.

—Madre luna —bajé la mirada, avergonzada.

Mi loba me obligó a hacerle una reverencia, dándole el mayor de los respetos.

¡Estaba frente a frente con una diosa! Jamás, ni siquiera en mis sueños más locos, me imaginé que algo así pudiera suceder. Y yo no me encontraba presentable, en absoluto. Mi cabello debía ser un desastre debido al viento, mis pies dolían por la carrera que Nathan me obligó a ser participe.

—Querida hija —levantó mi mentón amablemente, obligándome a verla a los ojos—. Estás herida.

Un simple movimiento de su mano hizo desaparecer todas las heridas que en mi cuerpo habitab
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP