Una vez que Leonardo rescató a su pequeña regresó a la propiedad, Elena se encontraba bastante nerviosa, Santino como todo un caballero buscaba la manera de que su madre estuviera mejor.
Los autos regresaron, de uno de ellos salió la pequeña Anna, Elena corrió hacia ella, el llanto las invadió, se abrazaron con fuerza, Elena besó sus mejillas aferrándose a su hija y jurando nunca más dejarla sola.
Santino se acercó, Elena limpió sus lágrimas, tomó la mano de su hijo y lo acercó a ellas.
—Él es tu hermano, luego te pondré al tanto de todo lo que sucedió mientras que perdí la memoria y vivimos engañadas pensando que Fabrizio era nuestra familia, ese hombre solo era un impostor —Anna frunció el ceño sin comprender.
Elena levantó la mirada y se fijó en Leonardo, él permaneció distante, simplemente observaba, luego de haber puesto a Elena al tanto de lo que había sucedido en el pasado no quería presionarla.
—Ese hombre que te rescató es tu verdadero padre, su nombre es Leonardo —Anna no