Aidan
La observo moverse por la sala, su cámara balanceándose suavemente a su costado, mientras se abre paso entre la multitud hacia la pista de baile. Su concentración es absoluta, perdida en su trabajo, como debe ser.
Pero hay algo en ella.
Brooklyn. Al menos, eso fue lo que le escuché decir a Sonia.
La he notado todo el día: su energía, su sonrisa rápida, y la forma en que se desenvuelve con tanta gracia a pesar del torbellino de actividad. Es difícil ignorarla.
Tiene ese encanto natural, incluso en medio del caos. Su camisa azul oscuro se ajusta a su figura justo en el punto perfecto, y sus pantalones negros le quedan impecables. Nada llamativo, nada exagerado.
La forma en que se mueve es segura, relajada, como si fuera lo más natural del mundo. Tiene una cualidad cautivadora.
No sé por qué me siento tan atraído por ella. No puedo explicarlo.
Tal vez sea la forma en que sus ojos verdes captan la luz, o cómo parece iluminar el lugar sin siquiera intentarlo.
Tal vez sea la curva sut