La chispa incontrolable
Logan se encontraba con su equipo de seguridad en una calle lateral discreta, justo frente al edificio de Evans Studio. El cielo nublado de Londres pesaba sobre sus hombros como una sentencia, pero nada era más opresivo que la información que acababa de recibir.
Jim, su jefe de seguridad, se acercó con el ceño fruncido y una expresión tensa, las manos cruzadas detrás de la espalda.
—Señor Belmont, la situación no es favorable —dijo en voz baja, tras echar un vistazo hacia la fachada del edificio—. Sophie está bajo vigilancia constante. Dos hombres de Sterling la siguen a todas partes, dentro y fuera de las oficinas. Están armados… y no dudarán en actuar si lo ven acercarse.
Logan no respondió de inmediato. Sus ojos grises se clavaron en las ventanas de Evans Studio como si pudiera ver a través del concreto. Su mandíbula se tensó. Los músculos de su cuello marcaban líneas duras como piedra. La idea de Sophie atrapada allí dentro, vigilada como una prisionera en