Capítulo cincuenta y tres: El infierno que has creado
Tanto Praxis como Athos ignoraban las palabras hirientes y cargadas de medias verdades de Samuel. Mientras Thalia y Praxis solo podían pensar en la confesión de Praxis y en el lugar donde eso les colocaba en su matrimonio y su vida en general. Aquello era demasiado para procesar de forma inmediata.
—Perdóname —por fin habló ella a su amigo—. No quería que pasara esto. Él no te haría daño estando en sus cabales. Lo conozco.
—Pero, ¿qué dices? —su amigo la tomó de los brazos y Praxis apretó sus puños—. ¡Tienes que estar bromeando!
—¡Aléjate de mi mujer!
Las palabras volvían a ser un dardo cargado de amenazas. Praxis estaba experimentando nuevas emociones y ninguna buena acerca de todo eso, pero sobre cualquier cosa se estaba dando cuenta de los límites que podía cruzar por ella. Estaba sacando lo peor de él y lo mejor también. Se sentía amenazado por que se la quitaran y muerto de miedo de no poder gestionar sus emociones