El rostro de Alexander cambió. Los músculos se tensaron. Se veía feroz.
Andy se enderezó aún más, intentando casi no respirar.
Sin las cámaras, cualquiera creería que Maya y Roberto no se conocían.
Pero las grabaciones lo revelaban todo: había antecedentes, había historia… y había algo más.
Hacer todo eso delante de Alexander… no era inteligente. Para nada.
Bajo esa presión aplastante, Andy escuchó la voz fría de Alexander decir:
—Compra la estación de televisión.
—Sí, me encargo de eso.
….
Maya estaba de buen humor tras terminar la entrevista.
No solo la aceptaron: no habría periodo de prueba y ya le habían hecho firmar un contrato como empleada oficial de SK.
¿No temían al Grupo Golden?
Por supuesto, Maya no iba a preguntar eso.
Estaba feliz. Tenía trabajo. Y lo daría todo.
Bajaba las escaleras cuando un Bentley se detuvo frente a ella.
Maya se quedó congelada. ¿Por qué le bloqueaban el paso?
La ventana trasera bajó.
Apareció el hermoso rostro de Roberto.
El semblante de Maya cambió