Cuando llegaron al hospital, Maya fue obligada a someterse a un chequeo. Alexander esperaba sentado, flanqueado por sus guardaespaldas. Era intimidante.
Roberto llegó poco después y se escondió en un rincón lejano. No entendía qué estaba pasando.
¿Por qué Maya necesitaba un chequeo? ¿Le había ocurrido algo? En el hotel no parecía herida.
Jessica realizó una prueba rápida y sostuvo los resultados. Estaba a punto de entregarle el informe a Alexander.
Él perdió la paciencia.
—Solo dímelo —ordenó con voz helada.
—No es un ataque de asma.
Alexander levantó la cabeza. Maya estaba detrás de Jessica, aterrorizada al encontrarse con su mirada fría e implacable. Dio un paso atrás sin poder evitarlo.
La temperatura pareció descender hasta el nivel de una bodega de hielo.
Maya no tenía forma de escapar.
Y aunque pudiera… sabía que no llegaría lejos. Alexander podría encontrarla. Podría incluso descubrir a sus hijos.
El hombre frente a ella no estaba actuando como una persona normal. Estaba furios