Estaba en los brazos de Osiel, con mi cuerpo expuesto, pero a pesar de mi vulnerabilidad, ninguno de los tres alfas me miraba de forma indebida, sus ojos estaban fijos en mi rostro, como si estuvieran tratando de leer mis pensamientos y mis emociones.
Me sentí extraña, como si estuviera en un sueño, por un lado, estaba el recelo y la desconfianza que sentía hacia ellos, me habían hecho tanto daño en el pasado, me habían lastimado de tantas maneras. ¿Cómo podía confiar en ellos ahora? ¿Cómo podria perdonar lo que me hicieron?
Pero, por otro lado, había algo en mí que deseaba pertenecerles, deseaba encontrar mi felicidad con ellos, deseaba sentirme amada y protegida, esa era la razón por la que tanto anhelaba tener a mi loba, porque deseaba tener a mi compañero destinado a mi lado, cuidando de mí, ser especial para alguien, jamás imagine que resultara ser esto… o, mejor dicho, ellos.
Quería poner a prueba si realmente ellos me amaban, si realmente serían buenos compañeros conmigo, pero