El pitido del segundo tiempo sonó como un presagio oscuro.
San Martín salió a la cancha con la ventaja, pero apenas rodó el balón, Alianza Sport mostró otra cara. Los chilenos avanzaron con agresividad, pasaban en velocidad por los costados, tocaban rápido por el medio y metían centros venenosos que hacían tambalear la defensa argentina.
Apenas iban cinco minutos cuando Lautaro, retrocediendo para marcar, se vio superado. El número 10 chileno tocó con su lateral, recibió de vuelta y filtró un pase entre Thiago y Kevin. El delantero rival entró solo y, con un toque suave, se la picó a Elías que quedó vendido. El estadio estalló en gritos chilenos. 1-1. Un baldazo de agua helada.
Lautaro se llevó las manos a la cabeza. Vio cómo los jugadores chilenos se abrazaban entre sí y corrían hacia su hinchada. Tragó saliva. No era el inicio que habían planeado.
Pero el golpe no terminaría ahí. A los 13 minutos, en un contraataque fulminante, tras un córner mal ejecutado por San Martín, el volante