La primera luz del amanecer apenas comenzaba a teñir el cielo de tonos grises y naranja cuando Axel salió de la cabaña de Kaila. El aire frío de la mañana lo golpeó en el rostro, despejando los últimos vestigios de sueño y centrando su determinación. No había tiempo que perder. La "Operación Jabalí" comenzaba ahora, pero con un ajuste crucial de último momento.
Se encaminó primero hacia el claro donde solía entrenar con los guerreros más jóvenes de la manada. Sacó su teléfono, ignorando las docenas de notificaciones curiosas sobre la humana que había sido cambiada en su territorio, y marcó un número.
—Marcus —dijo en cuanto contestaron, su voz era la del Beta de la manada Tigre Blanco, firme pero con un tono más contaridad que la noche anterior— Olvida las órdenes que te di ayer, al parecer no servirán para el propósito que tiene el Alpha.
— Entonces Axel ¿que quieres que haga?
— Necesito que asumas el patrullaje del territorio y el entrenamiento en su totalidad.
— ¡Axel!
— Se que pu