Capítulo 47. Momento imborrable.
Con una delicadeza exquisita, los dedos de Francesco danzaron sobre los pliegues suaves y húmedos de la intimidad de Catalina, explorando sus contornos con suavidad, lo que aumentaba la anticipación.
Al mismo tiempo, su lengua se deslizó con una caricia experta sobre el botón duro e hinchado de su clítoris, lo que provocó que jadease entrecortadamente.
Aquel contacto directo y sensual encendió una oleada de calor incandescente que se propagó por todo su cuerpo, tensando cada músculo y acelerando su respiración.
La combinación de la caricia digital y el toque húmedo de su lengua la transportó a un umbral de excitación inexplorado, donde el placer comenzaba a tornarse casi insoportable.
Con los ojos fuertemente cerrados, Catalina crispó las sábanas entre sus dedos, formando dos puños tensos que evidenciaban la intensidad de las sensaciones que la inundaban.
Un temblor la recorrió de pies a cabeza mientras mordía su labio inferior, intentando contener la abrumadora mezcla de dolor y pla