Capítulo 117. Error garrafal.
Marta cambió de color al instante, su rostro se volvió pálido y luego un ligero carmesí, al darse cuenta de que había metido la pata y hasta el fondo. Fue como si un balde de agua fría le cayera encima, dándose cuenta de su error garrafal.
Un escalofrío le recorrió la espalda, acompañada de la incómoda sensación de que sus palabras o acciones habían revelado algo que debía haber mantenido oculto, exponiéndola en un momento crucial.
El pánico comenzó a apoderarse de ella, al ver la reacción en los ojos de la otra persona.
—¿Marta? —Massimo la miró fijamente, con una expresión que a ella le pareció escrutadora.
La mujer se puso visiblemente nerviosa, y su rostro, lejos de recuperar su color normal, se volvió aún más pálido. Parecía que iba a desmayarse en cualquier momento, el aliento se le cortaba.
—Lo siento, me expresé mal. Mi esposo necesita vender algunas joyas, de la misma manera que hizo con las perlas la otra vez... Ya sabes, necesita dinero rápido —explicó Marta, intentando rec