Cuanto más intentaba alejarme de Liam, más el destino se interponía en que sucediera todo lo contrario. Estar rodeada entre sus brazos me hacía sentir segura, amada, protegida, pero al mismo tiempo me daba miedo. No era lo correcto, pero en este instante solo quería llorar, dejar ir todo el dolor que sentía; y su hombro estaba ahí para mí, el de nadie más.
Sin embargo, lo que parecía ser un momento de paz para mi corazón, se convirtió en una verdadera pesadilla al ver a Diego Parker en el pasillo junto con Martina. Liam se dio cuenta de la presencia de su padre y antes de que me viera, me apartó de la puerta y colocó su dedo índice sobre su boca, y al mismo tiempo susurró: No hagas ruido.
―¿Dónde está Liam? Su auto está afuera―dijo el Sr. Diego a Martina.
―Debe estar recorriendo la granja, Señor.
―Vamo