Mientras Liam se dirigía a la salida del apartamento, los golpes de la puerta me hicieron acércame a él. Se veía muy preocupado, pálido.
―¿Qué sucede? ¿Quién es?
―¡Escóndete!―exclamó nervioso.
―¡No! ¿qué pasa? ―dije alzando mis manos.
―Es Alicia y mi padre.
Escuchar que se trataba de ellos hizo que me sintiera nerviosa, vulnerable, expuesta, pero a la vez con Liam me sentía protegida. Por un momento sentí miedo, pero al mismo tiempo una extraña valentía de no huir, de enfrentar lo que fuera. Quería sentirme libre de cualquier atadura por primera vez en mucho tiempo.
―Abre...
―¿Qué has dicho? ―preguntó sorprendido ante mi petición.
―Me escuchaste... ¡abre!
De nuevo había regresado a donde había prometido que no volvería y pens&eacut