Todo lo que había ocurrido parecía tan irreal que no era fácil procesarlo. Samantha estaba sola luego de ese trago amargo con mi papá y Alicia. Y por más que lo intentara, era imposible dejar de sentirme culpable. La culpa que sentía no me dejaba en paz. Alicia y mi padre la habían tratado mal, y ella había tenido que soportar todo.
Me sentía muy triste, vacío… sin rumbo.
Salí del apartamento y Alicia se calmó luego de golpear la puerta sin detenerse.
Pasé a su lado con una enorme ira y simplemente caminé hasta las escaleras. Bajé trotando mientras ella intentaba decirme algo, pero nada me importaba. Al final lo único que quería era que Samantha estuviera tranquila y al parecer lo mejor era alejarme.
Entré a mi auto y Alicia entró. Permaneció completamente en silencio. Sentía tanta rabia que necesitaba calmarme para poder ser capaz de conducir. Encendí el auto y mi móvil empezó a sonar. Era Louise.
Atendí rápidamente…
―¡Estamos en el hospital! Adriana…
―¿Qué pasa?
―Ven, por… favor―dij