Intenté salir de la habitación, pero la escena entre Liam y Melani me obligó a entrar de nuevo, sin embargo, no me importaba en absoluto lo que estuvieran haciendo ahí afuera.
Me recosté, pero aún podía escuchar sus gemidos y algunos golpes en la pared; y tapé mis oídos con fuerza.
Me había lastimado oír a Liam hablar del submarino de chocolate. En realidad, es algo insignificante, pero la sensación fue muy fuerte y real. Él guardaba muchos recuerdos de ella, y yo no. Pensar en eso me inundaba de una rabia extraña que no quería sentir pero que no sabía cómo controlar. Ella había sido su abuela, no mía; y eso me estaba lastimando.
―Ya puedes salir―dijo Melani tocando a la puerta de mi habitación. Abrí un poco y miré alrededor buscando a Liam, pero afortunadamente no estaba―. Acabo de tener el sexo más delicioso del mundo. Ese hombre es una bestia. Ya quiero de nuevo―decía, Melani, una y otra vez mientras caminábamos juntas de regreso a la cocina.
―Qué bueno―dije sin ánimos de seguir es