Después de ver a Samantha llorar de tal manera, sentí que debía protegerla, era lo único que podía hacer por ella. Decirle te amo fue extraño, pero era una gran verdad que ya no podía retener; y aunque ella negara sentir algo por mí, sé que no es cierto. También sé que estoy pasando los límites al confesarle lo que siento; Alicia es mi prometida y no sé qué hacer al respecto. Pero de verdad estoy enamorado de Samantha.
Salimos del apartamento rumbo a la granja y; aunque intenté hablar con ella en el trayecto, permanecí callado la mayoría del tiempo. Ella estaba llorando, alejada del mundo, con su mirada hacia su ventana. No sabía qué le pasaba ni por qué debía ir a la granja con tanta urgencia, pero no iba a seguir preguntando. Necesitaba mi ayuda y es lo que haré por ella.
Recorrimos las calles de Nueva York y luego de varios minutos llegamos.
―Gracias―dijo con sus ojos rojos.
―¿Estás bien?
―Prometiste no preguntar.
―Lo siento―dije encogiéndome de hombros. No quería alejarla de mí po