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Le dio mi vestido de novia a su ex novia

Le dio mi vestido de novia a su ex noviaES

Cuento corto · Cuentos Cortos
Olivia Clementes  Completo
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Resumen
Índice

El día de nuestra boda, la exnovia de Alejandro Torres, mi novio, le dijo por mensaje que padecía una enfermedad terminal, que su único deseo era ponerse un vestido de novia por última vez antes de morir. Y para llevar la ceremonia a cabo con su ex, Alejandro me encerró en la sala de maquillaje. —No seas tan mala, se está muriendo —dijo con impaciencia, al otro lado de la puerta—. ¿Es mucho pedir cumplir su último deseo? Un día de esos, el hermano de mi mejor amiga, que llevaba años enamorado de mí en secreto, se subió a la azotea y me rogó que me casara con él, si no se tiraría. Al ver tal escena, Alejandro me suplicó con los ojos enrojecidos: —¿Vas a renunciar a nuestra relación de siete años por él? —¿Acaso debería dejarlo morir? —pregunté, apartando su mano—. Solo es casarme con él, no seas tan malo.

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Capítulo 1

Capítulo 1

Quedaba una hora antes de que empezara la boda y yo estaba sentada en mi tocador, en silencio, cuando mi celular sonó.

La exnovia de Alejandro me había enviado una foto en la que salía con el vestido de novia que había encargado para mí, mientras sonreía y tomaba cariñosamente el brazo de mi novio.

Alejandro la miraba con ternura en los ojos.

Un segundo después, ella me mandó un mensaje:

«Me dijo que el vestido me queda mejor que a ti».

Y pronto añadió:

«Si quieres que la ceremonia de tu boda salga bien, ruégamelo».

Bloqueé mi celular y le pregunté a la maquilladora:

—Dime, ¿mi vestido no pudo llegar a tiempo realmente porque habían modificado mal la talla?

El vestido de novia, junto al maquillaje y la sesión de fotos venían en un pack. Había invertido mucho dinero e incluso había negociado con su equipo para obtener un buen resultado el día de mi boda.

La maquilladora temía mirarme a los ojos.

Y yo comprendí todo.

Era gracioso. Pues Alejandro no paraba de atender llamadas o trabajaba con su portátil cuando me estaba probando vestidos de novia, sin embargo, cuando estaba con su exnovia, nadie le quitaba esa sonrisa de la boca.

Agarré el celular con fuerza y respiré hondo, antes de decir:

—Por favor, dile a Alejandro que venga.

Necesitaba una explicación.

La ayudante de la maquilladora se apresuró a ir a llamarlo.

Me miré el pecho demasiado tenso en el espejo y jadeé un poco. Quizás fuera un error desde el principio ponerme algo que no me quedaba bien.

Antes de Alejandro, llegó el presentador de la ceremonia, quien también tenía esa mirada de culpabilidad.

—Disculpe, señorita Ferrero, no tiene por qué asistir.

—¿Que no tengo por qué asistir? —pregunté, prácticamente riéndome, exasperada—: ¿Me estás diciendo que es necesario que me presente en mi boda?

El presentador abrió la boca y estaba a punto de explicarse cuando entró Alejandro, diciendo:

—Yo decidí eso.

Alejandro llevaba el traje blanco que le había elegido, pero la pajarita no era la misma.

Viendo mis ojos fijos en su pajarita, se mostró un tanto incómodo y tosió ligeramente:

—Ana será operada dentro de unos días y el hospital le ha dado un aviso crítico. Dice que su único deseo es ponerse un vestido de novia por última vez.

—¿En nuestra boda? —pregunté, con tono de burla.

Conocía a Ana Jiménez.

En el tercer año de salir con Alejandro me enteré de que tenía una exnovia que se había quedado calva por culpa de la quimioterapia. Ambos eran amigos desde la infancia y sus familias estaban tan unidas que no podrían separarse del todo, aunque su relación terminó.

Como estaba recibiendo tratamiento en otra ciudad, los padres de Ana le habían pedido a Alejandro, que cuidara de ella.

Al principio, sentí respeto y simpatía por ella, y me daba pena que una mujer en la flor de la vida se viera afectada por tal enfermedad. Pero, desde el momento en el que le pidió a Alejandro que le llevara comida por la noche, después de nuestra cita, mi impresión dio un giro de ciento ochenta grados.

Aun así, la aguanté, una y otra vez, al ser un paciente de cáncer.

Alejandro también fue claro y siempre antepuso mis deseos.

Él me informaba de todo lo que pedía hacer Ana, y solo iba a verla cuando la situación era realmente urgente; un par de veces en mi compañía.

Hasta hoy.

¿Cuándo la había acompañado Alejandro a probarse el vestido de novia? ¿Y cuándo había decidido dejarle el vestido de novia que yo había encargado para que celebrara la ceremonia en mi lugar?

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