Ana no parecía esperar que viniera.
Alejandro acababa de pararse frente a la cama del hospital y ella se moría de ganas de saltar sobre él para abrazarlo.
Casi por reflejo, Alejandro la agarró.
La preocupación nerviosa bajo sus ojos no era en absoluto falsa.
A continuación, Ana le dio un sonoro beso en la mejilla.
Solo cuando Alejandro no supo qué hacer y giró la cabeza para mirarme, ella me vio de pie en la puerta.
Guardé mi celular, pero antes envié una copia del vídeo que acababa de grabar de ellos dos besándose y abrazándose al padre de Ana, ah, y junto con el historial de chat de Ana amenazándome y los vídeos que me envió.
Los Jiménez eran de una familia muy culta y con un estilo familiar bastante decente.
Desde el primer encuentro supe que Ana era mala, pero sus padres eran buenos.
El hecho de que los padres de Ana no se presentaron en la boda también confirmaría que no estaban al corriente de la situación.
Entonces, ¿no era genial hacerles ver cómo su buena hija humillaba a los