Enseñando al que ya sabe.
La mañana en Eisblum amanece cargada de nubes suaves y olor a lavanda. Reik despierta con el sonido de la cafetera vieja en la cocina. Livia ya debe estar preparando su infusión de hierbas y Nicolás probablemente aún duerme… aunque últimamente se levanta temprano para "salir a correr", según él, aunque todo el mundo sabe que eso significa ir a trotar quince minutos y pasar el resto del tiempo en el banco frente al lago comiendo panecillos.
Reik se estira, se pone una camiseta ancha y baja descalzo por las escaleras. Pero la cocina está vacía. La tetera silba solitaria. Y en la mesa hay una nota escrita con la letra apretada de Livia:
*Me fui con Matilde a visitar a Frau Klara. Su gato se volvió a comer la pomada para el reuma. Volvemos en la tarde. No hagas travesuras. Livia.*
Reik suelta una risita. Como si ella supiera.
Se dirige a la sala y se asoma por la ventana. Nicolás está en el patio, sin camiseta, martillando algo en el cobertizo. El sudor le resbala por el cuello y se pierd