Jelena llegó hecha un desastre, nos vio a Eitor y a mí conversando en la sala de estar y apenas saludó, siguió hasta su habitación con prisa. Eitor la miró con preocupación, casi parecía que quería correr detrás de ella a ver si estaba bien.
—¿Ya te enamoraste de mi hermanita? —le pregunté a Eitor.
—Claro que no —rodó los ojos.
—Puedes ir con ella, pareces preocupado.
—Hoy debía verse con Gael McNamara.
—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté alterada.
—Es una fastidiosa que se cree La femme nikita. Aún no comprende que esa gente es peligrosa.
—¿Tú arreglaste que se vieran?
—Sí.
Lo miré confundida.
—Solo aclaremos cuáles son los siguientes pasos que hay que dar Eitor.
—Primero cumplir con lo de tu viejo, luego vemos cómo podemos torcer en el camino las cosas.
—Crees que me voy a tragar el cuento de que tu Doctor Eitor Atlas, vas a aplicar un cómo vaya viniendo, vamos viendo. ¿Qué tramas?
—No quise decir eso, primero debemos cerrar que todos estén cumpliendo con su parte, luego ponemos en marcha el