Si Daniel había sido capaz de hacerle todo eso con su esposa por unas supuestas fotos, ¿Qué más habría sido capaz de hacer a las espaldas de todos?
Isabela salió del cuarto con paso firme y se dirigió al comedor, dónde su esposo, Máximo, sus hijos y esposas, los niños y Mari ya comenzaban a reunirse para desayunar
El aroma del café recién hecho llenaba el aire, la casa parecía tranquila, aunque Isabela no dejaba de observar cada gesto de su hija, recordando todo lo que habían hablado el día anterior.
Mari reía suavemente al tiempo que charlaba con sus cuñadas, los niños jugaban entre ellos, mientras que Máximo, Patrick y Albert discutían temas de trabajo.
Todo parecía normal… Y justo por eso, Isabela sabía que era el momento ideal.
— Albert, Patrick… — Los llamó Isabela de pronto, con tono casual. — Quiero hablar con ustedes un momento, a solas…
Los dos intercambiaron miradas, sorprendidos por la seriedad de su madre, Mari se tensó, nerviosa ante la actitud de Isabela, ¿Qué iba