- ¿Viviana?
Repitió Germán.
Si bien ellos sí, se dijeron sus nombres y se vieron perfectamente la cara, nunca intercambiaron sus números de teléfono o sus redes sociales.
Germán la saludó con un beso en la mejilla, olvidándose por un momento del propósito de estar allí a esa hora.
Volver a ver a esa mujer lo corrió de su eje.
Un suave carraspeo de Alejandro hizo que su amigo volviese al tema por el cual estaban allí.
-Perdón, es que… coincidimos con Viviana, el día de tu despedida de solteros.
-Qué casualidad, porque ese día fue la despedida de soltera de Rebeca.
Rebeca miró a Alejandro y se llevó las dos manos a su boca.
Sus piernas temblaban.
Sus manos estaban frías.
Sin poder sostenerse, se sentó en el borde de la primera silla que vio.
Todos la miraron, pensando que el golpe la estaba afectando, pero ella, que hasta ese momento pensó que solamente era una fantasía, eso de unir en su mente a cada uno de los hombres que le habían sacado hasta el aire, no podía dejar de preguntarse s