Capítulo cuarenta y nueve 49

Pavel al ver que Lena desapareció ante sus ojos, colocó a la niña al borde del camino, y él se ocultó entre la maleza. No pasó mucho tiempo antes de que Rebeca apareciera, acompañada de otros agentes. La mujer se agachó hasta la altura de la pequeña, cuya mirada aún reflejaba confusión y miedo.

—Ya estás a salvo, pequeña —dijo Rebeca con una sonrisa suave, aunque sus ojos escudriñaban el entorno en busca de amenazas—. Tu papá está muy angustiado por ti. Vamos con él.

La niña, callada, tomó la mano que le tendían. Mientras Rebeca informaba por radio de su hallazgo, Pavel aprovechó para recorrer el área, pero no encontró rastro de Fabricio. Paso por su mente "¿Se habrá escapado? ¿O ese hombre misterioso se lo llevo?" La inquietud lo carcomía. Al reunirse con Lena, ella le relató todo lo sucedido.

—Tenemos que ser más cuidadosos —murmuró Pavel, poniendo en marcha el carro, mientras lena tenía los ojos cerrados, asimilando lo vivido ese día—. Si Fabricio logro escapar, esto no ha terminad
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