Alexey
Llegué con Perla en brazos y a Manuel tomado de la mano al lugar de espera en cuidados intensivos. Nada era alentador. Se escuchaban gritos, lamentos y la gran incertidumbre nos abrumaba. En ese momento acudió Gabriela al lado de Ernesto, quienes llegaron muy seguro por el llamado en los parlantes que le hicieron de Eros.
Por dónde yo ingresé también lo hizo Samuel, y vi cómo Egan llegaba al ascensor con Euma en brazos. ¡Puta mierda! Mis tíos se aferraban entre sí cuando las puertas de donde provenían los gritos de los doctores se abrieron, dejando contemplar a una Rubí completamente desorientada. Su mirada se enfocó en Manuel.
Lo más desconcertante es que ella corrió para cargarlo al niño y eso hizo que los gritos de Patricia salieran erizando la piel de quien estuviera escuchándola. Hasta yo me imaginé lo peor: esta incertidumbre iba a revivirme mis ataques de ira.
—Rubí. ¡¿Qué pasa con Emmanuel?!
No hubo respuesta de parte de ella, se aferró al pequeño, dejándonos a nosotro