Rubí
Soy consciente de que no se podía hacer nada más, solo esperar a ver cómo reaccionaba con la medicina de Eros. Me dolía tanto verlo así. Lleno de tubos, con un tutor en el brazo, otro en el muslo, otro en la pantorrilla, además de varias costillas rotas, sin mencionar el vendaje en su cabeza. Los hematomas en varias partes del cuerpo.
—Debemos informarle a la familia de su estado.
—Quiero quedarme aquí.
—Lo harás, no obstante, permite que su familia lo vea, así Patricia y José Eduardo quedarán tranquilos.
—Tienes razón.
—Ve a comer, no lo has hecho desde ayer.
—Tú tampoco.
—¿Quién dijo que no? Lo hice después de la intervención de la operación cerebral.
Ese era el otro punto. Eros le extirpó un gran coágulo de sangre del hemisferio frontal. Me acerqué a su oído.
—Voy a ausentarme un tiempo; tus padres y hermanos vendrán a verte. Luego regreso, mi Morenazo. —Le di un beso en la mejilla—. Regresa a mí, tenemos una cita pendiente.
Al salir del área de cuidados intensivos. Después d