Egan
Habíamos despegado hace varios minutos, nos encerramos en la habitación una vez ingresamos al jet. Eran las tres de la mañana, estaba cansado, pero con lo provocadora que había estado mi mujer, no veía la hora de hacerle el amor como mi esposa.
Besé su cuello mientras le bajaba el cierre del vestido de novia. —Amaba tanto el tono de piel de Eugenia, que además era muy suave, fui dejando besos a lo largo de su espalda a medida que el vestido descendía. Quedé arrodillado con su bello trasero frente a mí, no pude evitarlo, por eso me lancé a morderlo, besarlo y lamerlo.
—Egan…
Fui quitándome la ropa, me levanté para dejar el pantalón junto con mi bóxer en el piso, la cargué hasta la cama, sus senos eran hermosos y adictivos.
—Eres toda mía.
—Me has calentado toda la noche, por favor.
—¿La señora Katsaros está impaciente?
—No sé si es el estado de embarazo, pero deseo tenerte todo el tiempo adentro. —La carcajada debió escucharla el piloto.
Me puse en mitad de sus bronceadas piernas,