En una rústica habitación, una pequeña omega abría los ojos. Sentía que lo que estaba viviendo era un Déjà vu, ya que nuevamente estaba despertando en una habitación extraña.
Observó todo a su alrededor. Parecía estar en una cabaña del bosque, aunque no estaba segura. Podía escuchar pasos en la habitación contigua y esa situación la llenó de temor. No tenía idea de dónde estaba y el olor que llegaba a sus fosas nasales era extraño, no podía determinar de qué especie se trataba, pero estaba segura de que no era un hombre lobo.
Con cuidado se puso de pie. Un repentino mareo la invadió, pero se repuso de inmediato. Caminó con sigilo hasta la puerta, necesitaba escuchar qué era lo que ocurría del otro lado, pero solo le llegó el silencio. Tal parecía que la persona al otro lado había dejado de moverse o quizá…
El susto la sobrecogió cuando la puerta fue abierta en el acto. Ella intentó retroceder, pero no lo logró con la agilidad necesaria y su cuerpo estuvo a punto de caer sobre las made