Lyra
El eco de la puerta de la cabaña al cerrarse tras la salida de Kael fue el pistoletazo de salida para una carrera contra el reloj.
Me quedé un momento apoyada contra la mesa de madera, con la respiración aún entrecortada y la piel ardiendo por su contacto el ultimátum estaba sobre la mesa, y el peso de mis propias palabras se sentía como una losa de mármol.
No podía permitirme el lujo de dudar.
Caminé hacia el baño, quitándome los restos de la ropa que Kael había desgarrado con tanta urgencia me sumergí en una tina de agua caliente, frotando mi piel con saña, intentando borrar el aroma a bosque y tormenta que él siempre dejaba impregnado en mí.
Necesitaba ser neutral, necesitaba ser Lyra Sol Ceniza, no la Mate oculta de un Alpha cobarde, a las siete de la tarde, el ritual comenzó elegí un vestido que no fuera negro, para no repetir la imagen de la última vez opté por un verde esmeralda profundo de seda pesada que resaltaba el blanco níveo de mi cabello y la frialdad gris de