Lyra
El sol apenas comenzaba a lamer el horizonte cuando mis pies golpearon la tierra húmeda del bosque, no podía permitirme perder la costumbre el entrenamiento era lo único que mantenía mi mente cuerda mientras mi corazón se desangraba.
Corrí con fuerza, sintiendo cómo el aire gélido de la mañana quemaba mis pulmones, una sensación de limpieza que contrastaba con la turbiedad de mi vida actual cada zancada era un recordatorio de que, aunque mi libertad fuera una ilusión, mi fuerza física era real.
Al regresar a la cabaña, el silencio me envolvió de nuevo, desayuné mecánicamente y luego me sumergí en un baño largo, dejando que el agua caliente relajara mis músculos tensos fue en esa soledad, envuelta en el vapor, donde no pude evitar que mis pensamientos se desviaran hacia Kael.
Mi Mate, el hombre que me reclamaba en la oscuridad y me negaba bajo la luz del sol
apreté los puños bajo el agua, me dolía, me dolía con una intensidad física saber que legalmente y ante el mundo, él no