Kendall estaba en su oficina, revisando algunos de los nuevos proyectos que tenían en puerta. La concentración se reflejaba en su rostro hasta que Lili irrumpió como un huracán, sin tocar la puerta.
—No pude ayudarte, lo lamento —dijo, visiblemente alterada. Kendall alzó la vista, confundida. —¿De qué hablas? —Hace una hora se realizó la junta. Como no estabas, se llevó a cabo sin ti y… en ella se decidió que tú y Ethan liderarán el proyecto en Roma. Kendall, que estaba sentada, se paró de un salto. —¿Tendré que ir a Roma con él? —No de inmediato —aclaró Lili— pero sí. Es cuestión de tiempo. Kendall caminó hasta la ventana, el reflejo del cristal mostró una sonrisa maliciosa curvando sus labios. —Entonces aprovecharé para llevarlo al borde de la locura —murmuró, con un brillo travieso en los ojos. Lili se quedó en silencio unos segun