Todos estaban en la fiesta. Brittany llegó con su vestido blanco ajustado, corto y brillante, combinado con unas zapatillas rojas. Caminó con seguridad entre los asistentes hasta que sus ojos se toparon con la decoración del salón: negro y plateado. Todo. Desde los globos y las cortinas, hasta las luces y los detalles de las mesas. Se detuvo en seco, sintiendo cómo una oleada helada recorría su espalda.

Fue la única que llevó un vestido mini.

Por un instante, se sintió ridícula. No por el color —porque blanco siempre destacaba— sino por la forma. Su vestido rompía completamente con la elegancia sobria del lugar. Los demás vestían largo, elegante… acorde con la ocasión. Ella parecía fuera de lugar.

Sintió que la humillación le quemaba la piel.

Pero entonces se reconfortó, apretando los labios con una pequeña sonrisa arrogante. Kendall iba a aparecer con ese vestido espantoso que se había llevado al final. Estaba segura de que todos se burlarían de ella. La vergüenza pronto camb