Mundo ficciónIniciar sesiónLlegaron al ala de neurología. Era diferente. Más silenciosa, menos frenética. Las luces eran más cálidas. Entraron en una suite privada al final del pasillo. Era espaciosa, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz de la mañana y un pequeño sofá para las visitas.
Las enfermeras y los camilleros trabajaron rápido, transfiriendo a Amelia a la nueva cama, conectando los nuevos monitores (mucho menos invasivos) y asegurándose de que estuviera cómoda. —Muy bien —dijo la Dra. Navarro, que había supervisado el traslado—. La dejaremos descansar. Un fisioterapeuta vendrá esta tarde para hacer la primera evaluación muscular. No la fuercen a hablar mucho, está extremadamente débil. Y... —miró al grupo—... intenten no darle más sorpresas por hoy.
El equipo médico se retiró, cerrando la puerta con un clic suave.
El silencio volvió a caer, pero era un sile







