Mundo ficciónIniciar sesiónEl caos se disipó tan rápido como había llegado, dejando un silencio pesado y tóxico en el pasillo del ala de neurología. La habitación 901, que había sido "la habitación de la luz" hacía unas horas, ahora se sentía como una tumba. Amelia yacía de nuevo inmóvil, sus ojos cerrados, no en un sueño pacífico, sino en una retirada química inducida por el diazepam. Las marcas rojas en sus muñecas, donde los enfermeros la habían sujetado, eran un eco terrible de las ataduras de Noah.
Luca, Emilio y Guillermo fueron empujados suavemente fuera de la habitación por la Dra. Navarro. Se quedaron en el pasillo, rotos, mirando cómo las enfermeras limpiaban la sangre de la vía intravenosa arrancada y bajaban las luces. Ricardo y Alessandro, alertados por el "Código Azul" (que había sido por la agitación, no por un paro), se unieron







