Emilio cerró la laptop con un clic suave, cuidando de no despertar a su hermano. La pantalla se apagó, pero las palabras seguían ardiendo en sus retinas: Ti amo con tutta l'anima. Giorni che ti amo: 10,705.
El dolor inicial, ese desgarro de la traición al ver su infancia feliz convertida en farsa, se solidificó rápidamente en algo más frío, más calculador. Su mente analítica comenzó a separar la emoción de los hechos puros.
Hecho uno: Su madre y Luca Bellini tuvieron una relación en 2004, no solo en 1992.
Hecho dos: El odio irracional de Noah Walker ahora tenía un foco claro. No los odiaba a ambos por igual. Había tolerado a Guillermo; lo había despreciado a él, al hijo del otro.
Hecho tres: El correo de Luca, aunque devastador, era una prueba circunstancial, no definitiva.
Hecho cuatro: Su tío Ricardo y Alessandro Bellini estaban mintiendo. Ocultaban algo grande.
La conclusión fue inmediata: no podía confiar en nadie.
Miró a Guillermo, que dormía profundamente en el sillón, con el ro