55: Luto.
Mónica sonrió, aquella botella era su boleto para la vida que siempre soñó tener. Pero, aún así, sus planes, seguían siendo los mismos.
— Está noche finalmente tendré lo que realmente quiero tía, así que no te preocupes, todo saldrá tal cual son mis deseos. — afirmó Mónica Cervantes.
Ninguna de las dos se percató de que su lugar secreto ya no era tan secreto, y tan ligeros como el viento, pasos se alejaron del viejo polvorín en dónde se había escuchado una conversación prohibida.
— Vamos, vamos, debemos terminar. —
La servidumbre y empleados del castillo de Bukingham, corrían de un lado a otro terminando con los últimos preparativos para la celebración de esa noche. El elegante salón de banquetes, estaba ya delicadamente decorado con hermosas rosas blancas y narcisos espléndidos, así como bellísimas hortensias que dejaban ver el exquisito gusto de la reina Berta. Mónica observaba todo aquello con gran envidia y frustración, pues aunque su celebración de compromiso había sido hermosa