28: Un nuevo aliento.
— Lo lamento, señor ministro, pero no tengo manera de saber la razón que pudiese haber tenido ella para ocultarlo. Lo único que puedo responder a toda sinceridad, es que yo se lo que vi ese día, y decidí hablar. Mi amor por Eduardo, aunque no era apropiado, fue más intenso que todo mi buen juicio, y no pude soportar que ella estuviese mintiendo. Eduardo y yo, aún no estábamos involucrados sentimentalmente en ese momento. — aseguró.
La reina sintió repulsión de aquella mujer. Mónica Cervantes tenía el descaro de mentir mirando directamente a los ojos a cualquiera.
— Entonces, dado que estas fotografías no demuestran realmente nada, no puedo declarar culpable a Emma Borbón por ello. Ella recibirá el castigo pertinente por lo ocurrido entre ustedes dos en Balmoral, pero sigue y seguirá siendo la prometida de Daniel Lancaster hasta que se muestre una evidencia solida de su adulterio. Eso es todo. Pueden retirarse. —
Mónica sonrió, aunque por dentro, la ira y la frustración la estaban quem