42. El nombre entre delirios
Capítulo 42
El cuerpo de Jazmín temblaba bajo las sábanas, su piel ardía como brasas encendidas, los labios secos, la respiración agitada. Rose, de pie junto a la cama, sostenía su mano con fuerza, su semblante grave por primera vez en mucho tiempo.
—Esto no es una simple gripe —dijo con voz baja, tomando el teléfono con decisión—. Llamaré a Elías.
Minutos después, el sonido de la ambulancia rompía el silencio de la mansión Ravencroft. Elías llegó antes que los paramédicos, vestido con su bata aún manchada de café y sin haberse cambiado del hospital. Entró como un vendaval a la habitación de Jazmín.
—Rose, ¡cómo no me avisaste antes! —exclamó mientras tomaba el estetoscopio.
—No quería alarmarte. Estabas de turno... y ella no quería molestar, pero desde hace tres horas que la fiebre no le baja. —explicó Rose, visiblemente afectada.
—No es molestia. Es ella —dijo Elías con el ceño fruncido mientras revisaba su presión, auscultaba su pecho y ordenaba con voz clara—: Prepárenla para tras