Chloe se quedó inmóvil al verlo. El aire del pasillo se tornó denso, como cada vez que se encontraban a solas. Como si todo aquello que contenían se condensara a su alrededor en palabras no dichas, envolviéndolos en un silencio peligroso.
Aún así, se mantuvo serena. Tan pronto como pudo, volvió a aferrarse a su máscara de seguridad y continuó avanzando como si nada, pero entonces Brendan la detuvo, tomándola del brazo. A Chloe se le cortó la respiración.
—¿Qué quieres, Brendan? —preguntó, intentando no mostrarse afectada.
—Tu sabes lo que quiero, Chloe —su voz grave y profunda acarició cada palabra como si en lugar de confesarlas las estuviera marcando sobre su piel.
—No empieces —murmuró ella, tratando de rodearlo para alejarse, pero él volvió a detenerla.
—Lo escuché.
Chloe parpadeó, confundida.
—¿Qué cosa?
—Lo del compromiso —su voz era baja, grave, cargada de una rabia contenida—. Eso nunca pasará.
El pulso de Chloe se aceleró.
—No es asunto tuyo —replicó, firme, obligándose a so